viernes, 14 de junio de 2013

Otra batallita de la Guerra Civil


Tras meses de constantes retrasos llega a nuestras pantallas Insensibles, la ópera prima de Juan Carlos Medina rodada íntegramente en catalán. En Insensibles, Álex Brendemülh es un prestigioso neurocirujano cuya única opción de seguir con vida pasa por someterse un trasplante de médula  de sus padres biológicos, a quienes no conoce. Comienza así una intensa y peligrosa búsqueda de sus orígenes, de un pasado oscuro y ambiguo que le llevará investigar la historia de unos niños que durante la Guerra Civil nacieron con un peligroso don: no sentir dolor físico alguno.  Álex Brendemühl es como el ángel de la historia que vuelve la cabeza hacia el pasado al tiempo que avanza sobre las ruinas de la todavía reciente Guerra Civil española; explotada hasta la saciedad durante los últimos años y que ha llegado a convertirse en nuestro particular holocausto. 


  Juan Carlos Medina trama, con escaso éxito,  una complicada encrucijada entre lo real y lo fantástico, entre la verdad y el embuste, entre lo pretérito y lo coetáneo. Insensibles es un film a ratos sorprendente y a ratos desilusionador, que nos deja tras los créditos finales un sabor agridulce, fruto de un engaño banal que ni el director ni el guion son capaces de satisfacer. En Insensibles, el juego del flashback se configura como un arma de doble filo; uno de esos filos, el que narra las vicisitudes de los niños de Canfranc, está bien afilado y engrasado, resultando conmovedor e incluso seductor, el otro, el de la búsqueda del olvido,  resulta totalmente anodino y falto de ritmo. Ambas historias no logran casar del todo, haciendo que la película parezca un puzzle en el que Medina intenta encajar, sin éxito,  las piezas que no encuentra o que sencillamente no tiene. 

 Van pasando los minutos hasta que Insensibles se torna en un alegato en pro de la recuperación de la memoria histórica de esa Guerra Civil que tantas y tan poco reconocidas víctimas legó. Sin embargo, lo que acaba por transmitir es todo lo contrario de lo que pretende; que indagar en ese pasado doloroso y sin cicatrizar puede resultar fatal y catastrófico y que lo único que podemos hallar son los monstruos que dejó tras de sí. No obstante, resulta interesante el punto de inflexión  del film ; esas heridas, ese oscuro pasado de nuestra historia, no serían tan dolorosas si, como en otros países como Alemania , se hubieran subsanado y no enterrado. 

Lo mejor: Dos cosas llaman la atención a primera vista en este film; el original y poco convencional guion escrito por el propio Medina y por  Luiso Budejo, uno de los responsables de REC, y la lograda fotografía de Alejandro Martínez. 

Lo peor: Que el original elemento fantástico de la cinta acabe siendo un Mcguffin para desarrollar otra de las muchas historias sobre la Guerra Civil que el cine español ha producido durante los últimos años.

Nota: 5,5

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