sábado, 12 de enero de 2013

Tócala otra vez Tío Sam



 El pasado mes de Noviembre se cumplieron nada más y nada menos que 70 años del estreno en Nueva York de Casablanca (1942), a priori uno de tantos films que se grabaron bajo el método fordiano de producción en cadena. A pesar de las pocas expectativas que los productores tenían puestas en la película, logró pasar a la historia como uno de los grandes hitos del Hollywood clásico. Lo que es menos conocido es el transfondo propagandístico  del film de Curtiz, el cual fue realizado con el fin de convencer a la comunidad yankee de la necesidad de entrar en la Segunda Guerra Mundial en favor de las potencias aliadas contra el imparable auge del nazismo.  Un año más tarde, Curtiz volvió a dirigir un film de tintes propagandísticos con la maniquea Mission to Moscow (1943), un film autorizado por el mismísimo presidente Roosevelt.




  Humphrey Bogart interpreta a Rick, el solitario propietario del Rick´s Café Américain, el garito más famoso de Casablanca, una ciudad puente a la que llega  gente de todas partes de Europa huyendo del nazismo. Allí aterriza Victor Laszlo, un héroe checo de la resistencia, junto a su mujer Ilsa, la antigua amante de Rick cuando, antes de estallar la guerra, vivían juntos en París. La narración se sitúa justo después de los pactos de ocupación entre la mermada Francia y la Alemania nazi de Hitler. 

  El ejército germano ocupó la parte norte del país galo, mientras que el sur, el llamado Gobierno de Vichy, gozó de una cierta autonomía bajo el mandato del mariscal Pètain, controlado, eso sí, por los nazis.  Bajo el mismo régimen se hallaba la zona del Marruecos francés, donde se encontraba la ciudad de Casablanca. Allí fue a parar Rick, donde hizo fortuna gracias a su bar y a sus escasos escrúpulos. La llegada de Ilsa le recordará tiempos mejores, cuando vivía feliz en París y era fiel a sus ideales. Curtiz nos muestra a un héroe trágico, del que nunca hablarán los libros de historia, pero sin el cual Victor Laszlo nunca hubiera podido huir de la férrea persecución nazi. Muchos refugiados políticos, desplazándose como buenamente podían por las zonas libres, llegaban por aquel entonces a Casablanca, desde donde soñaban con un salvoconducto que les permitiera partir hacia Lisboa y desde allí alcanzar la tierra prometida de la libertad; los Estados Unidos de América.




 
  Rick debe decidir entre comportarse de manera egoísta, consiguiendo así a Ilsa, la mujer que ya se le escapó en París, o hacer lo correcto, tomando partido de una vez por todas, y ayudar a Laszlo a huir para que este lleve a cabo su heroico destino. Rick representa a los EEUU, un país que ha observado impasible el auge y la destrucción perpetrada por el nazismo sin ayudar a los mermados aliados. Ya es hora de dejar de mirar por uno mismo, sacrificando lo más querido, ya sea el amor de Ilsa o los miles de soldados que morirían en la contienda. La nueva amistad que surge del sacrificio entre Rick y  el Capitán Renault, quien representa a la resistencia francesa, viene a ejemplificar la alianza entre la Francia libre y los Estados Unidos frente a los malvados nazis, sellando el pacto con un brindis y arrojando la metafórica botella de Vichy a la basura.


   El tratamiento de los franceses como potencia amiga tiene su imperiosa necesidad en la mala imagen que tenían los galos en tierras yankees y viceversa. La antipatía mostrada por unos y por otros tiene su origen en el apoyo dado a Inglaterra por parte del gobierno norteamericano en su particular carrera como potencia europea. De ahí la necesidad de mostrarlos como posibles aliados, aunque el film de Curtiz los muestre a su vez como un pueblo incapaz de tomar partido y defenderse por sí mismos. 






LA EXTRAÑA PAREJA: EEUU-URSS

 Tras Casablanca, Curtiz volvió a dirigir una película de marcado corte propagandístico: Mission to Moscow (1943), un film que trataba de justificar la alianza con la URSS contra el nazismo, ensalzando las virtudes soviéticas que otrora se habían criticado con ferocidad y desmintiendo una serie de afirmaciones que los mismos EEUU se habían encargado de difundir y en ocasiones de inventar. Lo cierto es que no pocos sectores de la burocracia estadounidense, así como ingleses y franceses, no veían con malos ojos pactar con la Alemania nazi de Hitler a fin de firmar jugosos tratados comerciales que traerían consigo pingües beneficios a las arcas estatales




  Mission to Moscow está basada en la obra homónima de Joseph E. Davies, en la que narra su experiencia en Moscú como embajador de los EEEUU. Davies fue elegido en persona por el mismísimo presidente Roosevelt, el mismo que años más tarde daría el visto bueno al rodaje de la película de Curtiz. Las intenciones del presidente respecto a Davies trataban de que averiguara las verdaderas intenciones del partido bolchevique respecto a su implicación en la lucha contra el fascismo.  Durante su etapa como tiburón empresarial, Davies encarnó el espíritu del orgulloso capitalismo norteamericano, paladín por tanto de la libre empresa y del individualismo, estando limpio de cualquier duda respecto a sus ideales y a su posible simpatía con el comunismo. A través de Davies, veremos la caída de varios mitos soviéticos de procedencia norteamericana como las celebérrimas y exageradas purgas estalinistas, el apoyo real del pueblo al Partido o la verdadera capacidad bélica e industrial soviética, muy lejana a la imagen de obsolescencia que se trataba de vender en occidente. En la parte final del film, Davies se encuentra dando una multitudinaria conferencia en la que los asistentes acribillan al diplomático con las posibles preguntas que se harían los espectadores que visionaran el film. Howard Kochno, guionista del film, crea una trama que pretende no dejar respuestas sin resolver; no es una película echa para pensar sino para evitar hacerlo.




Sobre todo se hace hincapié en la resistencia y el sacrificio de los soldados soviéticos en la lucha contra el mal y en pro de la libertad. No obstante, finalizada la guerra, estadounidenses y soviéticos volvieron a configurarse como acérrimos enemigos dando comienzo a la larga Guerra Fría y dividiendo así al mundo en dos bloques en la lucha entre el capitalismo y el comunismo. Con el cambio de paradigma, llegaron, a modo de purgas estalinistas, las temidas “limpias” de la Comisión de Actividades Norteamericanas, en cuya lista negra se encontraba irónicamente Kochno, acusado de simpatizar con el comunismo por su trabajo en Mission to Moscow.



4 comentarios:

  1. Muy buen artículo, sobre todo la comparativa entre los personajes de la película Casablanca y los estados contendientes.
    La película "Mission to Moscow" refleja ese mar de contradicciones en el que la política de los USA se mueve a lo largo de la historia.

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  2. Más que contradicciones diría yo que son intereses.

    Muchas gracias por leer cineypropaganda!

    Un saludo!

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  3. Muy interesante!

    por cierto, una película que da bastante de si, a pesar de ser infantil, es El Rey León.

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  4. excelente blog..voy a seguir pasando por las publicaciones!

    Para los interesados en entrenamiento y fitness:

    http://www.lecturaanabolica.blogspot.com.ar/

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