En billar,
"breaking bad" significa que las bolas no se separan correctamente al
sacar al inicio de la partida. Como en la serie, hacerse un “breaking bad” es
sinónimo de un mal comienzo. "Tú conoces el negocio... y yo conozco la
química". Ni nos imaginábamos cuantos problemas iba a causar la
proposición de Walter White al por entonces pupilo Jesse Pinkman. Haciendo
memoria, rememorando a Walter cocinando en calzoncillos en mitad del desierto,
ya empezaron con mal pie. No ha habido happy end para ninguno de los
protagonistas de la serie. Walter ha acabado poéticamente junto con quien
empezó, con la muerte. Si la serie planteaba como punto de partida a un padre
de familia que intenta escapar de la muerte y de la monotonía, al final acaba
deseando todo lo contrario: su familia, su monotonía, su estabilidad y al no
conseguirlo, la muerte. Por su parte, Jesse hacía tiempo que se había
convertido en un cadaver andante de Albuquerque, siendo plenamente consciente
de ello, al contrario que Walter. Respecto a los demás personajes, de los que
no se ha encargado Heisenberg lo hará el tiempo; Skyler, Marie y Walter Junior
ya nunca podrán volver a ser los mismos. Qué decir de Hank. Aún con todo Vince
Guillian tiene corazón, brindándonos una
sola escena como oda a la esperanza; Walter
mirando por última vez a su hija Holly, sabedor de que quizás sea la única a
quien no han salpicado las fatales decisiones que cometió tras diagnosticarle
el cáncer.
Los últimos
capítulos de Breaking Bad han sido de infarto, prácticamente no han dado un respiro. Y es que estábamos acostumbrados a
que la trama de Breaking Bad se fuera consumiendo tan despacio como un
cigarrillo de ricina, cociéndose a fuego lento como meta azul sin metilamina. A
más de uno le dieron ganas de estrangular a Skyler durante las temporadas dos y
tres de la serie. Skyler era una olla a presión a punto de estallar que trataba
de comprender como su marido, un pusilánime profesor de química de instituto,
se había convertido en el mayor narco de meta del país. Esas temporadas fueron
cruciales, no solo para que el espectador comprendiera y asimilara la
conversión de Walter White en Heisenberg, sino para que Skyler diera el salto
definitivo a “mujer de mafioso”, respaldando y apoyando fielmente a su marido
frente a las acusaciones vertidas por su propia hermana. Sin darnos cuenta,
Skyler se estaba configurando, al mismo paso que Jesse Pinkman, en uno de los
personajes más complejos e importantes del Albuquerque de Guilliam.
La trama de la
serie siempre fue tan fría y calculadora como la mente de Heisenberg y la
historia fue hilándose fino durante cuatro temporadas. Finalmente Walter entró de lleno en el mal y
logró conquistar las esferas de poder tras asesinar a Gustavo Fring. Ya podías
llamarte Mike o Jesse, todo aquel que se intrometiera en el camino de Walter
White corría el riesgo de desaparecer del mapa. Tal era el grado de maldad que
había alcanzado el personaje interpretado por Bryan Cranston que muchos
internautas, durante el parón de la última temporada, especularon con que
Walter habría dejado el libro incriminatorio a propósito para que lo encontrara
Hank, y así librarse de alguna manera de este. Lo del libro en el baño fue algo
poco propio del inteligente Walter pero venía a demostrar una de las máximas de
nuestra sociedad: más rápida será la caída.
Así llegamos
a los últimos ocho capítulos de la temporada. Prohibido pestañear. Demasiadas
emociones y cuentas pendientes se quedaron en el tintero durante cinco
temporadas. El cóctel explotó… y de qué manera.
El final de la serie quizá fue previsible, sobre todo teniendo en cuenta
los flashforward de los primeros capítulos de la temporada. No obstante fue necesario. Breaking
Bad nunca necesitó de fuegos de artificio ni de enrevesados giros de guión para
enganchar a la audiencia. Walter White ya es un ser inmortal que disfruta de
los placeres del Olimpo televisivo junto a los policías y camellos de The Wire
y junto a Tony Soprano. Al morir James Gandolfini, Bryan Cranston precocinaba
ese feliz encuentro al afirmar que “sin Tony Soprano no hay Walter White”.
Hay vida más allá de HBO.
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