domingo, 15 de junio de 2014

Sueños rotos, por Jim Jarmush



Hace casi diez años, el músico Tom Waits declaraba en el New York Times que la clave del éxito de su colega Jim Jarmusch residía en el hecho de tener el pelo completamente cano desde los 15 años. Poseer tal  anomalía en una edad tan complicada, le hizo sentir como un inmigrante dentro del mundo  adolescente, además nunca le fue difícil empatizar con lo extranjero teniendo en cuenta su origen europeo, ya que es de ascendencia irlandesa, alemana y checa. Continuaba Waits diciendo que Jarmusch ha sido un inmigrante desde entonces y que “todas sus películas son sobre eso”.  Desde sus inicios, la inmigración y la incomprensión que rodea la figura del extranjero, del outsider, se configuraron como el leit motiv de toda su filmografía, ya sea mediante el relato homérico de Eva en Extraños en el paraíso” o a través de la convergencia del relato de los outsiders que se dan cita en Memphis en “Mistery Train”. Fue precisamente “Extraños en el paraíso”, su ópera prima, el filme a partir del cual fraguaría su fama como exponente del cine independiente norteamericano tras sacarla adelante en apenas 18 días y con un equipo mínimo de ocho técnicos y tres actores.  La película, rodada en blanco y negro, sirvió de precedente para otra de las llamadas películas de culto del director de Ohio: “Down by law”, traducida en España como “Bajo el peso de la ley”.




  En aquella película, de hermosa factura y de evocación godardiana, descubrió para muchos al ya popular en Europa Roberto Benigni, con quien Jarmusch repitiría años después en el hilarante fragmento del taxi de “Noche en la tierra”. “Down by law” vuelve a reincidir en la crítica al superfluo  sueño americano, inalcanzable objeto de deseo de su protagonista Roberto (Roberto Benigni), quien comparte celda de castigo con un músico y un delincuente de poca monta. En aquella celda se concentra una de las obsesiones de Jarmusch; la sensación de vacío existencial de sus personajes. Es costumbre para Jarmusch someter a sus protagonistas a situaciones extremas donde tengan que acabar haciendo balance, de una u otra forma, de su pasado y su futuro mediante su caótico presente.  El fin del anárquico matrimonio de Joe Strummer en “Mistery Train”, la deserción de Johnnie Deep en “Dead Man” y la pérdida de valores que contempla el sicario protagonizado por Forrest Whitaker en “Ghost Dog”, no son más que un punto de inflexión, un momento de pausa en el que los personajes de Jarmusch deben hacer compendio de lo logrado hasta entonces y mirar desafiantes a un futuro incierto. Ya sea mediante la embriaguez de Strummer, la psicodelia del viaje emprendido por Deep o el furor asesino de Whitaker, el héroe de Jarmusch utiliza sus adversas circunstancias como medio de mutación y progreso personal. No obstante, ninguno de sus actores ha sabido expresar la filosofía de Jarmusch de manera tan fidedigna como lo hiciera Bill Murray en “Flores Rotas”, quizás la obra culmen del cineasta.




 Murray interpreta a un moderno Don Juan que, un buen día, recibe una carta anónima que le informa de que tiene un hijo ilegítimo desde hace ya varios años. Bajo este simple pretexto, Murray abandona el hogar para visitar, una a una, a todas las amantes del pasado para acabar descubriendo, muy a su pesar, la oquedad y la trivialidad de su vida. Parece no haber mucho que contar, el guion no pasa de aceptable, pero lo que hace a este filme alcanzar la trascendencia es la brillante interpretación de Bill Murray, capaz de transmitir de manera brillante las tribulaciones de la figura del outsider típica de Jarmusch, sobre el que ya había trabajado un puñado de veces, y de mostrar aquella afirmación de Jean Luc Godard, que también reiteró en algún momento el propio Jarmusch, de que lo importante no es lo qué cuentas, en este caso la anodina historia de un Casanova venido a menos, sino cómo lo cuentas. Y aquí es donde “Flores Rotas” logró sumir la historia del Don Juan bajo una gran filosofía.




  Esa sensación, propia del inmigrante, de no pertenencia al mundo en el que se vive, ha sido piedra angular en cada uno de los filmes de Jarmush, quien con su nuevo filme, “Only lovers left alive”, ha sido capaz de aunar las dos temáticas que han marcado la filmografía del cineasta: música e inmigración. No hay que olvidar que Jarmusch es miembro de la banda Sqürl, que actuó durante la pasada edición del Primavera Sound, y que es amigo íntimo de los músicos Tom Waits e Iggy Pop, actores habituales en las películas de Jarmusch y miembros todos ellos de la sociedad “semi-secreta” de Los hijos de Lee Marvin, cuyo único requisito es tener algún parecido físico con el carismático actor que dio vida al pistolero Liberty Valance. 



    Se podría decir entonces que “Only lovers left alive” es el compendio de la carrera de Jim Jarmusch; la historia de Adam (Tom Hiddleston), un vampiro milenario residente en la industrial Detroit, que vive con melancolía los que probablemente sean los últimos años de su vida. La idea de un romántico suicidio flota por la cabeza del espectro mientras espera a su amada, Eva, coleccionando estrafalarios instrumentos musicales.  La película es en realidad un homenaje al mito alemán de Fausto, que relataba como un erudito, insatisfecho por su banal existencia, hacía un pacto con el diablo a cambio del conocimiento ilimitado y el goce de los placeres mundanos. En versiones posteriores, Fausto llegaba a recibir, además de un conocimiento infinito, la eterna juventud, configurándose así como el vampiro alemán. Los de Jarmusch son herederos directos de este Fausto; bellos, jóvenes y con un conocimiento de la vida y las artes que, seamos sinceros, resulta en ciertos momentos irritable. A través de la apatía de sus personajes, Jarmusch realiza una crítica formal a la humanidad pasada, mediante el irrazonable conflicto entre ciencia y religión, y a la coyuntura actual, mediante el agotamiento premeditado de los recursos naturales. Jarmusch va dejando pistas de sus influencias musicales y narrativas; el bordado de Faust en la bata de Adam cuando este recoge su suministro de sangre del hospital, las cuidadosamente escogidas guitarras que este colecciona o la aparición de John Hurt interpretando a la versión vampírica de Christopher Marlowe, dramaturgo inglés del siglo XVI y autor de una de las múltiples versiones de Fausto.


 La aparición de Marlowe entraña  una crítica escondida acerca de la moral del autor, ya que muchos estudiosos y críticos literarios adjudican al dramaturgo inglés gran parte de la producción literaria de William Shakespeare -es lo que se conoce como la teoría Marlowe-. Jarmusch, en sus Reglas de Oro del Cine, subrayaba el hecho de que nada es original y defiende la legalidad del autor de “robar” de cualquier sitio que a este le inspirara las cosas que “hablen directamente a tu alma”, consiguiendo así un trabajo auténtico.  Marlowe, en el cenit de su existencia, hace compendio de su vida, lamentando las oportunidades perdidas al igual que Adam, y preguntándose por aquellas cosas que merecen de verdad que la existencia valga la pena.  Solo Jarmusch podría exprimir tanta filosofía de lo que puede parecer una vulgar historia de vampiros melancólicos, pedantes y en ocasiones superficiales eso sí. Durante toda su carrera ha tocado todos los géneros, desde la road movie hasta el western, pero siempre poniendo de relieve su sello, el de la trágica tribulación acerca de la existencia del yo. 


«Nada es original. Roba de cualquier lado que resuene con inspiración o que impulse tu imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones aleatorias, arquitectura, puentes, señales de tránsito, árboles, nubes, masas de agua, luces y sombras. Selecciona sólo cosas para robar que hablen directamente a tu alma. Si haces esto, tu trabajo (y robo) será auténtico. La autenticidad es incalculable; la originalidad es inexistente. Y no te molestes en ocultar tu robo, celébralo si tienes ganas. En cualquier caso, siempre recuerda lo que dijo Jean-Luc Godard “No es de donde sacas las cosas, es en donde las pones.”»

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