No hubo sorpresas en la gala del 62 Festival
de cine de San Sebastián. Desde el primer día se hablaba de la posibilidad de
que una película española ganase la Concha de Oro a la mejor película del
festival. “La isla mínima” fue la responsable hinchar los ánimos de los
críticos que asistimos a su pase; una actuación increíble de cada uno de sus
actores, en especial del premiado Javier Gutiérrez, un guion solvente, una
dirección fuera de lo común en nuestro cine y una fotografía a la altura de los
mejores noir norteamericanos. A pesar de todo, la película de Alberto Rodríguez
tuvo que conformarse con el premio Feroz otorgado por la crítica, y los premios
individuales a Javier Gutiérrez y Alex Catalán. El cine español estaba
predestinado a conquistar el festival donostiarra, pero finalmente fue Carlos
Vermut (Mejor Director) y su “Magical Girl” (Concha de Oro), quien se llevó el
gato al agua. Esta es la crónica personal sobre el Zinemaldia de un crítico que
llegó un día tarde y no pudo conocer a Denzel Whasington, pero que disfrutó
como nadie de una de las mejores ediciones del Festival de los últimos años.
Sábado 20: El cine
español cruza el Mississippi
Alberto Rodríguez junto a los protagonistas de "La isla mínima" (Fotografía: Aitor López) |
El día empezó bien: muchos me animaron al confesarme la decepción que
les había producido “Equalizer” de Antoine Fuqua y Denzel Whasington, aunque, a
día de hoy, todavía sigo arrepintiéndome
de no haber podido conocer en persona a los responsables de “Training Day”. Por
otra parte, no hubo mucho tiempo para darle vueltas; con una media de cinco
películas y tres ruedas de prensa diarias, en el Zinemaldia queda poco tiempo
para pensar, y menos para descansar. La mañana fluyó sola, primero con “La isla
mínima”, la versión castiza de “True Detective”, aunque Alberto Rodríguez
confesara que no había visto ni un solo capítulo de la popular serie de la HBO:
mientras editaba la película, Raúl (Arévalo) me mandó un Whatsapp con una foto de Matthew McConaughey y Woody Harrelson y me
puso: “Nos han copiao”. Y yo le dije: “Esto qué es”. Los aires del filme van más encaminados hacia
el angustioso climax de “Memories of murder” o la crudeza del “Seven” de David
Fincher, de quien Alberto Rodríguez se ha declarado gran admirador en más de
una ocasión. Las marismas del Guadalquivir se transforman en un paisaje
indómito por el que Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez deben encaminarse hacia la
parte más oscura y tétrica del alma humana. Muchos periodistas resaltaron la
similitud de las marismas con la típica estampa sureña del Mississippi, de la
oscuridad de los neo noir estadounidenses donde el famoso río hace fluir las
vidas de quienes lo habitan hacia la oscuridad; véase “True Detective” o “Arde
Mississippi”, uno de los referentes del filme.
No hubo decepción con “Une nouvelle amie”, una película simpática, que
se deja ver y que a la vez es un tanto transgresora en cuanto a desmoronar los
cánones tradicionales de la familia nuclear francesa. No obstante, se esperaba
algo más de François Ozon, responsable de films tan interesantes y mordaces
como “Joven y Bonita” o la espectacular “En la casa”, ganadora de la Concha de
Oro dos ediciones atrás. Lo que más sorprendió a muchos fueron las rarezas del
cineasta francés, quien prohibió que le realizaran fotografías durante la
realización de las entrevistas, aunque en rueda de prensa se mostrara, como
acostumbra, encantador. Días después descubrimos que el motivo de su pánico a
las fotos se debía realmente a que François sólo admite fotógrafos si tiene a
mano una maquilladora. C´est la France.
François Ozon junto a los protagonistas de "A nouvelle amie" (Fotografía: Aitor López) |
Por lo demás, la ucraniana “The Tribe” resultó ser una grata sorpresa a
pesar de que su premisa pueda hacerse cuesta arriba para muchos espectadores;
el filme al retratar las vivencias de un joven sordomudo, se enmarca dentro del
cine mudo. Sin palabras, sin música, la película de Miroslav Slaboshpitsky
llega directa al corazón, sin sentimentalismos, dejando fluir las emociones
durante sus dos horas de duración. Una sutileza totalmente contraria a
“Autómata”, la película de Gabe Ibáñez coge lo peor de “Blade Runner” e Isaac
Asimov para convertir su filme en un coctel explosivo que aburrirá a la par que
indignará a cualquier espectador medianamente inteligente. La actuación de
Antonio Banderas, que alcanza el ridículo cuando sobreactúa, no salva del
despropósito a una película tan fallida como valiente. El pase de prensa de
“Autómata” acabó con los pitidos y abucheos de los pocos que aguantaron en el
asiento. Lo nunca visto.
Domingo 21: Gandolfini en la memoria
Otra de las que engatusó a crítica y público fue “The Drop”, el nuevo trabajo de Michael Roskam tras “Bullhead”. El gran
trabajo de Tom Hardy llega a eclipsar en algunas ocasiones a un James
Gandolfini que por fin obtiene un papel a su altura en la gran pantalla tras su
fugaz, pero brillante, aparición en “Mátalos Suavemente” y aquella comedia
romántica que nos obligó a ver a Tony Soprano en un papel por debajo de sus
enormes posibilidades. Al genial trabajo
actoral lo acompaña el cuidadoso guion del popular escritor Dennis Lehane,
autor de, entre otras novelas, “Mystic River”, “Shutter Island” y “Adiós,
pequeña adiós”, y guionista de “The Wire” y “Broadwalk Empire”. En rueda de
prensa, aparecieron Michael Roskam y Noomi Rapace, con cabellos rubio platino y
vestido al más puro estilo Lady Gaga. El que escribe no dejó de pensar en que
si James Gandolfini siguiera vivo, tal vez estaría viéndolo en ese momento en
persona, comprobando que eran ciertas las bellas palabras que Michael Roskam le
dedicó cuando le preguntaron por la experiencia tras trabajar con él: “era realmente increíble, no se sentía
superior a los demás sino que siempre buscaba hacernos reír, que todos
estuviéramos a gusto”.
Noomi Rapace durante la rueda de prensa de "The Drop" (Fotografía: Aitor López) |
Algo decepcionados salimos los que acudimos al pase de “Pasolini”. El
biopic de Abel Ferrara no es malo, en absoluto, e incluso parece una idea
brillante centrarse únicamente en los últimos días de la vida del genial y
polémico cineasta italiano. La elección de Willem Dafoe para el papel de
Pasolini resulta acertadísima, en cuanto a su trabajo a la hora de interpretar
al personaje y al parecido físico entre ambos, pero también resulta
desafortunada, en cuanto a la cabezonería por parte del director de elegir a un
actor que no sabe parlar ni gota de italiano. Resulta raro y chocante que Pasolini
se comunique en inglés con su madre y sus amigos más allegados, balbuceando tan
solo un “grazzie”, un “bravo” o un “ciao” de cuando en cuando.
La llegada de Nikolaj Coster Waldau revolucionó la capital donostiarra y
a muchos les sorprendió encontrarse al mismísimo matarreyes en la misma sala de
cine esperando ver “Una segunda oportunidad”, filme danés que protagoniza.
Flashes y gritos de apoyo para uno de los actores más populares del momento,
vítores y aplausos para la directora Susanne Bier por un filme tan emotivo como
manipulador. A “Una segunda oportunidad” le falta la dirección de un cineasta
más oscuro y siniestro, un David Fincher que no caiga tan a menudo en mostrar
tan a menudo a sus protagonistas bañados en lágrimas. Un guion sorprendente que
no es llevado a cabo con la convicción necesaria.
Nikolaj Koster Waldau levantó las pasiones del público donostiarra (Fotografía: Aitor López) |
Lunes 22: Conociendo a John Malkovich
John Malkovich (Fotografía: Aitor López) |
No hubo grandes estrenos durante la jornada y pareció que los
organizadores del Festival se guardaban lo mejor para el final. Lo mejor del
lunes fue la sorprendente “Phoenix”, una película sobre la memoria y el devenir
de buena parte del pueblo alemán tras la Segunda Guerra Mundial, sin caer en
sentimentalismos. “Phoenix” es una historia de amor poco corriente, una joya
que merece su visionado por la reflexión subyacente sobre la culpa y por la
crítica mordaz hacia unas cicatrices que todavía perduran en el país germano.
También sorprendente resultó “Haemoo”, filme coreano dirigido por Shim Sung-bo,
guionista de “Memories of murder”. Se
trata de una película sobre aventuras marítimas que intenta indagar sobre las
miserias de la condición humana cuando esta es llevada al límite. El ritmo
narrativo resulta trepidante, sin embargo el filme adolece de unos personajes
más profundos, con una mayor carga filosófica y de un planteamiento más maduro.
El principal problema de “Haemoo” es que acaba perdiéndose en intentar aguantar
el ritmo, más que en otorgar de vida a unos personajes que en ocasiones
resultan planos en exceso.
Por otro lado, la decepción llegó por la noche con “Jauja” de Lisandro
López. Había una gran expectación ante la llegada de Viggo Mortensen,
protagonista del filme, y por el coloquio que daría el actor tras finalizar la
película junto al resto del reparto. Lo mejor fue en verdad el coloquio sobre
“Jauja”; el filme resulta tedioso, aburrido y sin sentido, aunque en ocasiones
el espectador logre perderse entre las bellas composiciones que Lisandro López
dibuja sobre la pantalla de 4:3. Los planos fijos que inundan “Jauja” parecen
bellas fotografías inspiradas directamente en los grandes artistas de la
`pintura, lo que resalta el buen gusto del director argentino por la
combinación de colores sobre una composición perfecta. Lo dicho, el coloquio
con el público resultó de lo más divertido: bromas sobre el papel de Viggo en
“El señor de los anillos”, una gran interacción de Lisandro López con el
público y la sensación de que el propio director no acabó muy contento con el
resultado final del filme, llegando a admitir que la decisión de optar por los
4:3 en vez de por el habitual modelo panorámico se llegó a tomar tras ver como
muchos planos le “cortaban” la cabeza a Viggo Mortensen.
Viggo Mortensen posa junto a la bandera del San Loreno (Fotografía: Aitor López) |
Martes 23: Lo mejor del festival
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Una de las fotografías de Salgado que pueden verse en "The salt of earth" |
Miércoles 24: Llega la Concha de Oro
Rueda de prensa de "Aire Libre" Fotografía: Aitor López |
La flojita y manipuladora versión sobre la sociedad cubana de “Regreso a
Ítaca” no dejó muy buen sabor de boca pero al menos es un filme, que si bien
resulta descaradamente maniqueo, aguanta muy bien durante sus dos horas de
duración mediante un diálogo fluído y la actuación excelsa de sus
protagonistas. A la francesa “Edén”, por otra parte, le pasa lo contrario,
narra una buena historia, la del ascenso y caída de un DJ parisino, pero le
falta ritmo narrativo hacia el tramo final de su historia. A pesar de ir de más
a menos, “Edén” resulta una propuesta muy recomendable y una buena historia
sobre los vicios y virtudes de la juventud del país galo.
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Fotograma de Magical Girl |
Jueves 25: Películas salvajes
“Relatos salvajes” llegó en
el mejor momento posible, justo después de “Lasa y Zabala”, una película que
vino tras una gran expectación y que resultó ser, al fin y al cabo, otra
película más sobre terrorismo. La película de Pablo Malo no llega a la altura
de otros filmes temáticos como “El lobo” o la divertida, y polémica, “El
negociador” de Borja Zuluaga, que también se presentaba dentro del
Festival. “Relatos Salvajes” nos quitó
el mal sabor de boca, una película que venía precedida de grandes críticas en
Argentina y que no defraudó. La película de Damián Szifrón se divide en seis
episodios inspirados en el serial “Cuentos asombrosos” de Steven Spielberg y
narran, a golpe de comedia negra y acción desatada, la historia de seis
argentinos llevados al límite, muchos de ellos con la crisis de fondo, y que
han decido decir basta y hacer lo que a muchos nos gustaría hacer: tomar
partido y hacer realidad nuestros planes de venganza, como si de un Conde de
Montecristo de las Malvinas se tratara.
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Fotograma de "Relatos Salvajes" |
Por la noche llegó el estreno de “Murieron por encima de sus
posibilidades”, una película gamberra que se asemeja a “Relatos salvajes” en
dos aspectos: en su tono macarra y en ser un relato sobre la crisis económica.
Sin embargo aquí acaban las semejanzas, la película de Szifrón hila más fino
sus historias a pesar de no tener una aparente conexión; y la crisis, al
encontrarse de fondo, emerge con más fuerza al estar respaldada por el relato
de unos personajes con fuerza propia. En cambio, Isaki Lacuesta se limita a
poner en boca de sus protagonistas lo que todos queremos oír, llegando a ser un
mero recopilatorio de los tweets más
populares surgidos a tenor de la reciente crisis. Lo mejor de la película son
algunos momentos de humor delirante, que se pueden contar con una mano, y el
monólogo sublime de Albert Pla en el psiquiátrico. Lo demás, directamente no
merece la pena.
Viernes 26: Punto y final
El penúltimo día del festival resultó ser sin
embargo mi último día en San Sebastián… y uno de los más ajetreados. Todavía
nos dolía la cabeza a unos cuantos después de haber asistido el día anterior a
la fiesta que Carlos Vermut dio en la Sala Bataplán con motivo del preestreno
de “Magical Girl”, con Carlos Areces haciendo las veces de DJ ochentero. Aún
así, tocó madrugar para ver “Escobar: Paradise Lost”, filme que presentaba
Benicio del Toro bajo el pretexto de recoger su premio Donostia. La sorpresa
fue mayúscula al descubrir que Benicio no era el protagonista del filme a pesar
de dar vida al narco Pablo Escobar, sino que el peso de la trama recaía en el
jovencísimo Josh Hutcherson, Pita de “Los juegos del hambre”, y que la película
era más una historia de amor que una película de mafiosos. El filme, no
obstante, no disgustó en absoluto y el tramo en el que aparece Benicio del Toro
hace que merezca, y mucho, la pena.
Carlos Bardem y Benecio del Toro haciéndose un selfie junto a los protagonistas de "Escobar" (Fotografía: Aitor López) |
El día avanzó con rapidez; pude conocer a los protagonistas de “Murieron
por encima de sus posibilidades” y entrevistar a Julián Villagrán e Ivan
Telefunken, tan similar a su personaje en la ficción que pensábamos que de un
momento a otro fuera a sacar una recortada. Lamentablemente no hubo manera de
entrevistar a los demás protagonistas; nos dijeron que Albert Pla solo
contestaba con “sí” o “no” a cualquier pregunta que le hicieran por lo que lo
desechamos, Carmen Machi se largó, literalmente, corriendo delante nuestro
mientras nos afirmaban que no sabían dónde se encontraba, Raúl Arévalo no llegó
a tiempo a la ciudad y por lo que se ve a José Coronado el bífidus le sentó
mal, o demasiado bien, y decidió quedarse en el hotel. Ante esta perspectiva, Isaki Lacuesta nos
salvó a mí y otros periodistas la difícil papeleta dándonos una entrevista
mucho más interesante que su película. Cabe recordar que Isaki es un gran
documentalista, ganador de la Concha de Oro por “Los pasos dobles” y un gran
cinéfilo, amigo íntimo de Naomi Kawase con quien codirigió “Correspondencia”.
Aún no sabemos, eso sí, lo que se le pasó por la cabeza para dirigir “Murieron
por encima de sus posibilidades”.
Las últimas películas del Festival se pasaron con rapidez, solapándose y
haciendo imposible poder ver todas. Parece que ya no hubo mucho más que ofrecer
y la correcta “Wild Life” y la tibia “Samba”, de los directores de “Intocable”,
dejaron fríos al público del festival. Por la noche, casi de madrugada y sin
conceder entrevistas, llegaba Orlando Bloom para presentar “The greasy handes
preaches”, un documental salvaje enmarcado dentro de la sección Savage Cinema
donde ha hecho las veces de productor. Al día siguiente llegaban Omar Sy y
Charlotte Gainsbourg, aunque desgraciadamente el trabajo me llamaba y tuve que
volver, muy a mi pesar, y abandonar uno de los mejores Zinemaldia que muchos
críticos recordaban.
Fotografía: Aitor López |
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