viernes, 1 de agosto de 2014

Cowboys del espacio

guardianes de la galaxia star lord james gunn


A falta de pocos días para el estreno de "Guardianes de la Galaxia"  (James Gunn, 2014) me viene a la cabeza un tópico, una figura mítica de la ciencia ficción y más concretamente del subgénero de aventuras espaciales; el del buscavidas bocazas, de gatillo rápido y emocionalmente inaccesible, pero con la carisma necesaria como para encandilar al espectador desde la primera mirada. Esa figura, la del antihéroe apátrida que viaja de planeta en planeta rechazando el confort del hogar, bebe directamente de Han Solo, uno de los primeros precursores del mercenarismo humanitario, aquel que conjuga el egocentrismo y el gusto por el dinero fácil con la capacidad empática hacia el prójimo. A juzgar por los espectaculares trailers de la película, parece ser que Star-Lord y sus Guardianes de la Galaxia tendrán que dejar a un lado las tribulaciones personales para salvar la galaxia, algo parecido a lo que Han Solo tuvo que hacer por Luke cuando se perdiera por las gélidas tierras de Hoth en "El imperio contraataca" (Irvin Kershner, 1980). Aunque sospechamos que tanta filantropía realmente ocultaba su predilección por la princesa Leia, entonces también objeto de deseo del futuro Jedi. 


  Este cliché también lo encontramos en el Capitán Malcom Reynolds ("Firefly", 2002-2003), capitán de la Serenity y eslabón a medio camino entre Han Solo y Star-Lord. Reynolds no solo mejoró la verborrea insolente de Han Solo sino que además siguió con la tradición del mercenarismo humanitario del que hablábamos antes; Reynolds y el resto de la tripulación de la Serenity son una especie de mercenarios interplanetarios con conciencia social, dispuestos a rechazar grandes sumas de dinero si la contratación de sus servicios perjudica a los desfavorecidos por la acción imperialista de la Alianza, el gobierno unitario del universo creado por Josh Whedon. Esa cercanía hacia los oprimidos marca la tendencia hacia el altruismo del Capitán Reynolds y el resto de la tripulación; Zoe Alleyne, segunda al mando de la Serenity, luchó junto al Capitán en la Guerra Civil en el bando rebelde contra la coalición totémica que Estados Unidos y China formaron para mantener unida a la galaxia en lo que posteriormente se conocería como la Alianza. Esa condición de loser, de eterno perdedor, condicionará al Capitán Reynolds, hasta el punto de resguardar en su nave a dos prófugos de la ley, los hermanos Tam, buscados por media galaxia debido a la elevada cifra que la Alianza ha puesto sobre sus cabezas y que la Serenity está dispuesta a rehusar.
  Forajidos, cazarrecompensas y un mundo por descubrir, salvaje e indómito; Firefly recuerda al wild west norteamericano y más concretamente a aquellos westerns violentos de los 70 donde la muerte era moneda de cambio común en un mundo todavía por explorar. La serie de Whedon se fue alejando poco a poco de la ciencia ficción para acercarse cada vez más al western; el mito fundacional estadounidense. Por un lado, el propio Capitán Reynolds recuerda al John Wayne de "Centauros del desierto" (John Ford, 1956), marchando de lugar en lugar, rechazando el calor del hogar a cambio de una vida nómada llena de aventuras y marcado profundamente por la clara derrota frente al gobierno unionista de Abraham Lincoln. Reynolds y Alleyne representan la cara B de la Guerra de Secesión, del bando perdedor al fin y al cabo, y del desprecio de los demás hacia los derrotados. Además tenemos a los reavers, seres salvajes que han perdido la razón tras observar la nulidad de los albores del universo. Está claro que los reavers fueron creados por Whedon siguiendo las pautas del cine del oeste donde el enemigo está encarnado en los indios norteamericanos; la desconfianza y el desconocimiento hacia sus costumbres hicieron que los pioneros americanos los vieran como un ente salvaje y bárbaro, capaz de devastar los poblados y diligencias que estos encontraban a su paso.
De estética similar a "Mad Max" (George Miller, 1979), "Firefly" se enfoca hacia planetas arenosos, desérticos e inhóspitos, lugares sin ley donde solo hay lugar para el más rápido; el auténtico salvaje oeste que tanto recuerda a Tatooine, planeta al margen de la ley donde la pistola de Han Solo, otrora héroe militar, manda sobre las suertes de los cazarrecompensas y secuaces de Jabba el Hutt. El Capitán Reynolds aparece a veces vestido de manera similar al capitán del Halcón Milenario y desplegando la misma mala sarna que inmortalizó a Harrison Ford dentro del panteón hollywoodiense. Whedon repudia en ocasiones a la ciencia ficción de su Firefly, no hay extraterrestres en su oda intergaláctica, y las armas que sus personajes utilizan están más cerca de los revólveres y rifles del lejano oeste que de las pistolas láser de evocación futurista. En algunas ocasiones, los tripulantes de la Serenity tendrán que llevar misiones arcaicas y poco glamurosas, tales como transportar veinte cabezas de ganado de un planeta a otro o salvar a unas prostitutas de las garras del cacique local, con tiroteo a lo O.K. Corral incluido. Desde luego no es el primer western futurista de la historia del cine, pero quizás sí el de mayor calidad teniendo en cuenta precedentes fallidos de la calaña de "Wild Wild West" (Barry Sonnenfeld, 1999),  "Mensajero del futuro" (Kevin Costner, 1997) o "Almas de Metal" (Michael Crichton, 1973). Desde luego "Mad Max" es la única producción que puede equipararse a la obra de Josh Whedon y que además le nutrió como fuente de inspiración casi tanto como el "Cowboy Bebop" (1988-1989) de Shinichiro Watanabe.
 Spike Spiegel - Cowboy Bebop wallpaper

Spike Spiegel, capitán de la Bebop,  es el precedente directo del Capitán Reynolds; carismático, charlatán, con una puntería más eficaz que la del mismísimo Pat Garrett y, a pesar de su apariencia de tipo duro, con lo que en Hollywood se conoce como un buen corazón. Tanto Spike como Mal, nombre con el que sus amigos conocen al capitán de la Serenity,  acabarán por imponer a su tripulación por encima del beneficio económico de las misiones que les irán encomendando en el transcurso de sus seriales, e incluso verán incrementar el número de pasajeros permanenentes de sus naves con personajes alejados de lo que se conoce como una vida salvaje que no piensa en el mañana.  Spike es también un trotamundos, un hombre sin hogar que vaga por el espacio vendiendo sus servicios al mejor postor como lo hicieran los antiguos cazarrecompensas del far west; una figura mítica del western hollywoodiense pero que en la realidad sigue ocasionando verdaderos quebraderos de cabeza a los actuales criminales yankees.   La estética del anime creado por Watanabe se acerca, al igual que más tarde lo hará "Firefly", más al western que a la ciencia ficción y su magnífica música blues condiciona al espectador de tal manera que olvida a veces que está visionando un anime, en favor de la poderosa estética y ambientación de evocación norteameriana. "Cowboy Bebop" plantea, al igual que más tarde hará "Firefly", un universo ocupado únicamente por la raza humana, capaz de expandirse de manera prodigiosa por el espacio sideral pero que, respecto a las relaciones socio-culturales de sus ciudadanos, ha retrocedido al salvaje oeste norteamericano donde impera la ley del más fuerte. La ausencia de un brazo redentor que  articule y ejecute la justicia, ha obligado al gobierno central a crear una red de cazarrecompensas que se extiende por toda la galaxia y que operan al margen de la ley.
  Spike y su tripulación pertenecen a este sector en alza que bebe directamente de los famosos cazarrecompensas de los años 60 y 70, del cine de Sam Peckimpah y sobre todo del spaguetti western de Sergio Leone, creador del más popular de ellos: el vagabundo busca vidas interpretado por Clint Eastwood en la archiconocida Trilogía del Dolar y que a pesar de llamarse de diferente manera en cada una de las películas que componen la saga ("Por un puñado de dólares", "La muerte tenía un precio", "El bueno, el feo y el malo"), la teoría más propagada es que se trata del mismo personaje, encarnación máxima del antihéroe bohemio,  sin hogar. Unos poco años más tarde, concretamente en 1971, nacería Star-Lord, el próximo líder de los Guardianes de la Galaxia, su personaje, otro bocazas trotamundos, evolucionó a la par que el prototipo de superhéroe de los años 70 y 80, cuando el metarrelato posmoderno invocó una actualización de los cánones de los personajes de cómic, hacia una maduración que dio lugar a antihéroes tan importantes en la posterior evolución de la narrativa norteamericana como el Batman de Frank Miller o el Roshach de Alan Moore. Ahora, nutrido por su influencia en el comic, por personajes míticos como el Eastwood de Leone o Han Solo  y por los precedentes televisivos de "Cowboy Bebop" y "Firefly"; Star Lord tiene todas las papeletas para hacerse un hueco entre tanto personaje de culto.  Lo cuestión es si una productora tan irregular como la Marvel, capaz de lo mejor y lo peor, será capaz de articular tanta influencia pop y dirigirla correctamente.

 Como diría Shinichiro Watanabe... "¡Hasta la vista cowboy del espacio!"



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